miércoles, 11 de junio de 2014

Anfetaminas y Disolventes

Las anfetaminas son un grupo de drogas estimulantes; algunas de ellas se utilizaron en el pasado como pastillas de adelgazamiento. Normalmente se presentan en un polvo blanco grisáceo y se venden en paquetes de papel envueltos, llamados ‘papelina’. Se suelen tragar, pero también se pueden inyectar o esnifar. Un tipo conocido como ‘hielo’ o ‘cristal’ se puede fumar.
Efectos – Dependen de cómo se tome la droga. Una pequeña dosis por la boca te hace sentir más alerta y activo. Dosis mayores inyectadas o fumadas dan la sensación de una ráfaga de placer. Algunos usuarios de anfetas consumen cantidades excesivas y se sienten hiperactivos y habladores.
Efectos secundarios – Como en el caso de otras drogas estimulantes, se experimenta una crisis después del subidón que causa la droga. Dosis elevadas de anfetaminas pueden provocar pánico, paranoia y alucinaciones. Con el consumo a largo plazo, puedes desarrollar una enfermedad que se conoce con el nombre de ‘psicosis anfetamínica’, con síntomas similares a la esquizofrenia. La paranoia puede hacer que te vuelvas violento si crees que estás siendo amenazado o perseguido.
Riesgos – La psicosis anfetamínica puede continuar después de interrumpir el consumo de la droga. Si te vuelves agresivo o violento, puedes encontrarte en situaciones peligrosas. Los riesgos de inyectarse la droga son los mismos que los de las otras sustancias, como la heroína.


Disolventes

El nombre coloquial es ‘esnifar pegamento’.
Los disolventes incluyen productos que se encuentran en la mayoría de los hogares, como pegamentos, disolvente para pinturas, laca para uñas, combustibles ligeros y aerosoles, como desodorantes. Se pueden inhalar con un trapo húmedo, con la manga del abrigo o directamente del bote. Los aerosoles se aplica directamente a la boca. El abuso de los disolventes es común sobre todo entre los adolescentes. Para la mayoría de los adolescentes es una moda pasajera, pero puede provocar problemas enormes en la escuela y en casa.
Efectos – Inhalar disolventes puede producir una sensación de subidón o de pasarlo bien similar a estar borracho. Los efectos pasan normalmente después de una media hora. Puedes parecer borracho, arrastrar las palabras, tambalearte, reírte y perder el control; a continuación te puedes sentir somnoliento
Efectos secundarios – Tu criterio se puede ver afectado y puedes volverte agresivo. También es común sufrir alucinaciones, vómitos y desmayos. Después de la toma, se tiene una resaca, con dolor de cabeza y dificultad para concentrarse.
Riesgos – La muerte procedente del abuso de disolventes es rara, pero puede ocurrir por diversos motivos; por ejemplo la primera vez que se realiza la inhalación. Eres más propenso a sufrir accidentes bajo la influencia de disolventes. También puedes ahogarte o asfixiarte por la acción del disolvente inspirado por los pulmones, de tus vómitos o de los materiales que utilizas para inhalar. Muchos disolventes pueden causar insuficiencia cardiaca.

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